«En Valencia no se puede salir a la calle sin el permiso del señor Blasco Ibañez y de sus amigos», truena un diputado carlista... Una cosa es cierta: Blasco vive intensamente la política, se patea los barrios de la ciudad y los pueblos de la provincia dando mítines, escribe diariamente en el periódico, es elegido diputado a Cortes en siete legislaturas.
En él escribió cerca de mil artículos, e incontables gacetillas o crónicas sin firma.
Además los casinos desplegaban una actividad cultural muy variada y de enorme vitalidad, "con una especial sensibilidad ante todo lo concerniente a los derechos humanos".
[4] Como Blasco Ibáñez se mostraba partidario de un republicanismo contrario a la participación electoral (influido por Manuel Ruiz Zorrilla), pronto hizo amistad con Alejandro Lerroux, bajo influencia del cual creó una efímera Unión Revolucionaria, aunque después fue el principal promotor del Partido Republicano Radical en Valencia que a partir de 1898 se presentó a las elecciones.
Así, Blasco, tras las elecciones de 1905, en las que volvió a salir elegido diputado, decidió trasladarse a Madrid para alejarse de las "pasiones que su persona despertaba en Valencia".
Este mantuvo el partido dentro de la ambigüedad ideológica, cosa que lo hizo enfrentarse con el creciente anarcosindicalismo, pero mantuvo su preeminencia política en el ayuntamiento de Valencia del 1901 al 1923 -con un intermedio en 1911 en que ganaron los conservadores-, gracias a su discurso populista y anticlerical capaz de movilizar a las masas.
De esta manera conseguía una cierta base interclasista con gran capacidad de movilización, en buena parte también a las apelaciones directas a la libertad, el progreso, la ciencia y la educación para todos.