Blas de Ledesma, pintor español documentado en Granada entre 1602 y 1614, se cuenta entre los primeros artistas que en España cultivaron la pintura de bodegón.
Escasamente documentado y con sólo una obra firmada, se tejió sobre él una leyenda hasta llegar a identificarlo con Blas de Prado, creándose un ficticio Blas de Prado Ledesma al que se atribuyeron un número considerable de mediocres bodegones.
Su fama como pintor de fruteros la dejó atestiguada Pedro Soto de Rojas quien, recurriendo a la comparación tópica con Zeuxis, le dedicó unos versos en su Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, publicado en 1652: La única pintura firmada y que con seguridad puede serle atribuida es el Bodegón del High Museum of Art de Atlanta (Georgia).
En él, un cesto de mimbre rebosante de cerezas se dispone sobre un antepecho, rigurosamente centrado y con algunas flores simétricamente dispuestas a los lados.
El posible conocimiento de la obra de Juan Sánchez Cotán, presente en Granada desde 1604, pudo servir a Ledesma como acicate, pero la composición en nada recuerda a las obras del toledano, que nunca pintó un bodegón tan rigurosamente simétrico.