Determinismo biológico

Lewontin, Steven Rose, Leon J. Kamin en No está en los genes (1987), como directo sucesor intelectual del Leviatán (1651) de Thomas Hobbes (1588-1679) y de su célebre máxima: “homo homini lupus”, “el hombre es un lobo para el hombre”, quien anteponiendo los intereses individuales a los colectivos contribuyó en gran medida al establecimiento de las bases de la sociedad burguesa, sustentadas en la competitividad, el egocentrismo, la desconfianza y la depredación humana; hechos naturales e inevitables para Hobbes, puesto que según él la estructura biológica del hombre así lo determina.

Para este autor la relación entre genética y determinismo es antigua y, por ejemplo uno de los institutos de investigación genética más importantes, cuyo origen fue eugenésico, es el Cold Spring Harbor Laboratory.

Los nuevos estudios basados en la secuenciación genética confirman las similitudes entre humanos en el 99,9%, con diferencias del 0,1% del ADN que explicarían variaciones en el color de la piel, la estatura y la propensión a enfermar.

Así casi todos los fenotipos emergen de interacciones extremadamente complejas entre los genes múltiples (loci) y el medio ambiente.

[5]​ Como señala Richard Lewontin hay problemas en la selección de poblaciones: Habría muchos ejemplos donde la heredabilidad queda sujeta más al medio ambiente que a los genes.

[5]​ Para Pankaj, a pesar del limitado éxito del Estudio de asociación del genoma completo -que no llegan ni a explicar la estatura-, los deterministas biológicos se muestran arrogantes y pretenden que se podrá en un futuro explicar con las bases genéticas de rasgos mal definidos, temporalmente variables y de difícil cuantificación como la inteligencia, la agresividad o las preferencias políticas.

En otro campos Engels[7]​ y Karl Marx sostuvieron la misma opinión en relación con la cantidad y la cualidad, así Marx señaló que a partir de cierto punto, las diferencias meramente cuantitativas pasan a constituir cambios cualitativos.

Las contradicciones existentes del capitalismo y del capitalismo neoliberal según Pankaj, se hacen cada vez más evidentes -no hay igualdad de oportunidades, ni mérito, ni derechos democráticos reales-.

[5]​ Según Pankaj en ningún otro lugar esto resulta más evidente que La encarnación moderna del determinismo biológico, con sus supuestos decididamente neoliberales acerca de los humanos y las sociedades es el culmen de ese planteamiento.