Los biocombustibles para la aviación, conocidos por sus siglas en inglés BAF (bio-aviation fuel) o BJF (bio-jet-fuel),[1] son biocarburantes diseñados para su uso en aeronaves equipadas con motores (sobre todo de reacción) adaptados a este fin.
Siendo combustibles sostenibles, su objetivo es propulsar la aeronave y sostenerla en el aire, empleando procesos más ecológicos a fin de reducir el daño causado al medio ambiente por la quema de los combustibles convencionales.
Los biocarburantes (o biocombustibles) son mezclas de sustancias orgánicas (principalmente plantas y residuos) que se utilizan como combustibles en los motores de combustión interna.
Se consideran una alternativa a los electrocombustibles (combustibles sintéticos neutros en carbono que se fabrican almacenando la energía eléctrica de fuentes renovables).
La primera prueba de vuelo usando una mezcla de biocarburante con combustible convencional se realizó en 2008, cuyos resultados propiciaron que a partir del 2011 los ATF mezclados con hasta 50 % de biocarburantes sean permitidos en los vuelos comerciales.