Afirma que “la literatura de Colombia, se dice, es única y unida, como su pueblo”[1] Dentro de su escrito, destaca a Candelario Obeso como “el primero que proyectó proyectar dentro de la poesía nacional una presencia afrocolombiana íntegra y orgullosa” y a Jorge Artel, con su obra Tambores en la noche, como el escritor afrocolombiano que “se atrevió a enfrentar plenamente —sin vergüenza ni odio— la situación histórica y la herencia cultural de África en Colombia” Destaca también a Helcías Martán Góngora y a Hugo Salazar Valdés, entre otros, como voces del coro de la literatura afrocolombiana.
Su conclusión es “Identificar los escritos de autores afrocolombianos, divulgar y ponerlos en circulación e incorporarlos en el currículum escolar y universitario, son medidas necesarias para afirmar la literatura afrocolombiana, realzar la cultura multiétnica de Colombia y asegurarles un futuro más prometedor.” (562) Los autores presentes en la Biblioteca son Gregorio Sánchez Gómez, Arnoldo Palacios, Manuel Zapata Olivella, Hazel Robinson Abrahams, Carlos Arturo Truque, Óscar Collazos, Lenito Robinson-Bent, Jorge Artel, Candelario Obeso, Hugo Salazar Valdés, Helcías Martán Góngora, Alfredo Vanín, Pedro Blas Julio Romero, Rómulo Bustos, Rogerio Velásquez y varias poetas afrocolombianas, entre las que se destacan Lucrecia Panchano, María Teresa Ramírez, Laura Victoria Valencia, Elcina Valencia, Ana Milena Lucumí Orosteguí y Mary Grueso.
Los prologuistas son Jairo Henry Arroyo Reina, Óscar Collazos, Darío Henao Restrepo, Ariel Castillo Mier, Alejandro José López Cáceres, Claudine Banceline, Alfredo Vanín, Baudilio Revelo Hurtado, Camilo Revelo González, Carolina Revelo González, Javier Ortiz Cassiani, Lázaro Valdelamar Sarabia, Javier Ferrer Ruíz, Fabio Martínez, Cielo Patricia Puello Sarabia, Wilfredo Esteban Vega Bedoya, Juan Diego Mejía, Roberto Burgos Cantor, Guiomar Cuesta, Alfredo Ocampo, Germán Patiño y Alfonso Múnera.
Es una categoría creada por Manuel Zapata Olivella, que está presente en su obra más importante: Changó, el gran putas.
Según el escritor Alfredo Vanín, Helcías Martán Góngora denominó a su poética como Mar negro.
[8] Por el contrario, la academia se ha apropiado de conceptos traídos desde otros países sin tener en cuenta este término surgido en Colombia.
En Tambores en la noche, la identidad se inscribe dentro de las raíces étnicas y los conflictos del hombre negro.
Finalmente, menciona las dos posiciones desde las que se aborda la identidad: el dolor-nostalgia y la rebelión.
Textos escogidos: 1940-2000, de Manuel zapata Olivella, trata temas relativos al folclor nacional, la literatura, la política o problemas sociales.
La primera manifestación se da con contenidos de leyendas, rituales, presagios, coplas, entre otros.
La tercera manifestación es el habla popular, en la que se usan expresiones cotidianas de interacción propias del Caribe.
[9] En los cuentos de Óscar Collazos, se destaca su disposición para tomar las particularidades del lenguaje oral y sus registros más populares, lo que muestra su tendencia temporal a experimentar.
Está compuesta por 20 capítulos [Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Tomo II: Las estrellas son negras.
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Tomo III: Changó, el gran putas.
; La rebelión de los vodús, compuesta por Hablan los caballos y sus jinetes, El tambor de Bouckman y Libertad o muerte; Las sangres encontradas, compuesta por Simón Bolívar: Memoria del olvido, José Prudencio Padilla: Guerras ajenas que parecen nuestras, El Aleijadinho: Donde quiera que tus manos sin dedos dejen la huella de tu espíritu y José María Morelos: El llamado de los ancestros olmecas; Los ancestros combatientes, compuesta por El culto a los ancestros, Los fabricantes de centellas, La guerra civil nos dio la libertad, la libertad nos devolvió a la esclavitud y ¡Oye: los orichas están furiosos.
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Según Benita J. Clarke, “los cuentos de Truque suelen ubicarse bajo la rúbrica del neorrealismo”.
En sus personajes existen características marcadas como su pertenencia a la clase media baja, marginados, pobres y presos de situaciones difíciles en la sociedad.
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Tomo IX: Cantos populares de mi tierra.
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] La poesía de Helcías Martán Góngora está habitada del mar, pero también de la presencia del hombre negro, como en Humano litoral, según Alfonso Martán Bonilla.
Este libro está compuesto por los poemarios Cartas del soldado desconocido (1971), Poemas de calle Lomba (1988) y Rumbos (1994-1996).
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Tomo XVI: Antología de mujeres poetas afrocolombianas.
[Para consulta abierta en línea, haga clic acá] Tomo XVIII: Por los senderos de sus ancestros.
En ellos se reviven las aventuras del Tío Conejo, con personajes humanos y animales con características antropomorfas.
Secundino el zapatero es una comedia en tres actos de tono costumbrista y moralizante, publicada en 1880.
Desde esta última retórica era que los sujetos racializados como negros, mulatos y zambos podían articular políticamente sus demandas”.
Las portadas son óleos llamados Africali, hechos por José Horacio Martínez, y en ellos se “registra la presencia de los habitantes afrocolombianos en diversos contextos urbanos o paisajísticos.
Sus personajes parecieran estar en perpetua migración, caminan, deambulan sin un rumbo claro, quizás perdidos.
No es difícil ver en estos trayectos y recorridos una alusión probable del viaje sin retorno, la diáspora, el traslado forzado.
Pero el color primario, agudo, chillón y explosivo aparenta ser la cara opuesta del extravío”.
[19] Este bello gesto muestra la intención de incluir en cada eslabón del proceso editorial la expresión cultural afro.