Señala Fabio Martínez que Truque pasó sus primeros veinte años entre Buenaventura, Cali y Popayán, donde realizó sus estudios.
Y por el cuento La noche de san silvestr dedicado a su hija Sonia Nadezhda.
Quien lo rescató del olvido fue Pachón Padilla, incluyéndolo en la antología El cuento colombiano.
Carlos Truque no es un escritor tan conocido como Manuel Téllez o Gabriel García Márquez.
Según Martínez, su producción influyó a otros autores: “Si se quiere, Granizada y otros cuentos produce un efecto positivo que posteriormente va a influir en la narrativa colombiana, como lo produjo también La hojarasca de García Márquez aparecida en 1955”.
Dice Fabio Martínez que el primer ejemplar fue a Panamá y el otro llegó a la Biblioteca Nacional de Washington, donde lo descubrió Cyrus Stanley, futuro editor de la revista “Afro-Hispanic Review”.
La primera, son los criterios del editor para agrupar a un grupo de escritores.
El autor de esa anotación, posiblemente Pachón Padilla, posiblemente un anónimo, indica que en esa antología se buscaron criterios de homogeneidad en el grupo, quienes lograron romper con la tradición estructural del cuento colombiano, distinguiéndose por su conocimiento erudito, su intelectualidad, y técnica literaria.
El autor señala en especial los cuentos de Laguado, Franco Ruiz, Airó Enrique Buenaventura y Mejía Vallejo (121).
Ya mencionamos a Fabio Martínez, cuando nos referimos sobre la vida y la obra de Truque.
Pachón Padilla, en su breve presentación de Carlos Truque, preámbulo del cuento “El día que terminó el verano”, hace un estudio de Granizada y otros cuentos.
Es por lo tanto, según Padilla “un patente alegato de crítica social contra la forma como está distribuida la riqueza, al corresponderle a unos, la mayoría, los tributos y las obligaciones; y a los otros, los afortunados, el disfrute pacífico y sosegado de su patrimonio, con el aprovechamiento de su beneficiada posición, de absorber todo con singular avidez, hasta oprimir a los asalariados a la condición de menesterosos; pero éstos jamás podrán eludir su inquebrantable destino y vivirán azotados siempre por el estigma del infortunio, y terminará en la fatalidad.
En otro aparte, inscribe a Truque en la misión de trasformar por medio del arte, para ofrecer al pueblo una conciencia social, y unas herramientas básicas para expresar su voz, de lo contrario, el mero artificio literario por la artesanía.
No deben olvidar nuestros europedizantes que las épocas más floridas de la literatura universal han estado normadas por los pueblos y los escritores no han sido sino meros escribanos, artesanos, por mejor decirlo, de la voluntad popular (“Prólogo y selección de textos”, Carlos Truque).
Según Alape, este grupo presentan los elementos humanos detallando los rasgos étnicos-sociales de los grupos marginales, para representar la vida y el ambiente dentro de los medios urbanos y ruarles.
Así que quedó reducido a ingresar en antología de cuentos colombianos, generalmente eclipsado por Gabriel García Márquez.
Otro libro, es el de Lewis, Marvin A. titulado “Treading the Ebony Path: Ideology and Violence in Contemporary Afro-Colomb Ian Prose Fiction”.
Vio que la única forma para construir la nación era rescatando esas otras voces marginadas que no se escuchaban anteriormente, usando sus lenguaje diario, retratando sus vidas, y poniendo en situaciones de diario vivir.