Francisco Palau y Quer

En Lérida, cursó en el seminario diocesano como alumno becado en octubre de 1828.

Reanudó su vida de ascetismo en su pueblo natal, donde alternó su soledad con actividades apostólicas.

Allí siguió viviendo su vida solitaria en Perpiñán, Castillo de Mon desir en Livron y después en Cantayrac.

A la vez que fue admirado por las gentes sencillas y parte de la nobleza hasta ser reputado como santo.

Poco después el obispo de Barcelona, José Domingo Costa y Borrás, fue también desterrado a Cartagena.

También en esta época comenzó a escribir Mis Relaciones con la Iglesia, una especie de diario autobiográfico en cuyas páginas transmitió su experiencia sobre el misterio de la Iglesia, concebida como Dios y los prójimos.

La rama masculina existió hasta la guerra civil española, a la que solo sobrevivieron unos pocos hermanos terciarios.

Reedición de un libro del Padre Palau, apóstol contra la Masonería Javier Navascués.