Batalla de los llanos del Bagradas
Después de desembarcar en la península del cabo Bon y llevar una exitosa campaña, la flota volvió a Sicilia sin Régulo, quien se quedó con quince mil quinientos hombres para asegurar el alojamiento en África durante el invierno.Los romanos continuaron y capturaron Túnez, a tan solo dieciséis kilómetros de Cartago.Desesperados, los cartagineses pidieron la paz, pero los términos propuestos por Régulo eran tan duros que decidieron seguir luchando.Una fuerza romana compuesta por dos mil hombres evitó ser rodeada y retrocedió hacia Aspis.[15] Existen otras historias posteriores de la guerra, pero en forma fragmentaria o resumida,[16] y generalmente describen las operaciones militares en tierra con más detalle que en el mar.2] Otras fuentes sobre el combate son las inscripciones, los datos arqueológicos y la información empírica de reconstrucciones como la del trirreme Olympias.[21] Cartago era una potencia marítima bien establecida en el Mediterráneo occidental; Roma había unificado recientemente la Italia continental al sur del río Arno.[23] En 256 a. C. la guerra se había convertido en una lucha en la que los romanos intentaban derrotar a los cartagineses de manera decisiva y, como mínimo, controlar toda Sicilia.[26][27] El foco de la guerra se desplazó al mar, donde los romanos tenían poca experiencia; en las pocas ocasiones previas a la guerra que habían necesitado presencia en el mar, optaron por pequeñas escuadras proporcionadas por sus aliados.[28][29] En el 260 a. C., los romanos decidieron construir una flota, para conseguir esto, utilizaron un quinquerreme cartaginés naufragado como modelo para sus propios barcos.[32][33] La tradición romana fijaba que el mando de los ejércitos correspondía a dos hombres elegidos anualmente, los cónsules.[46] Para no perder la presencia en África, dejaron a Régulo con cuarenta barcos, quince mil infantes y quinientos jinetes.Se esperaba que lo lograse a base de incursiones y fomentando rebeliones entre los territorios sometidos por Cartago, pero los cónsules tenían amplía discreción para actuar como considerasen oportuno.Tradicionalmente, los romanos reclutaban dos legiones, cada una de cuatro mil doscientos infantes[n. 5] y trescientos jinetes.El resto estaba equipado como infantería pesada, con armadura, un escudo grande y espada corta.Por lo general, un ejército se formaba combinando una legión romana con otra de tamaño y equipo similares que proporcionaban los aliados latinos.[64] No está claro como estaban organizados los quince mil quinientos infantes que lucharon en el río Bagradas, pero posiblemente pertenecían a cuatro legiones con dotaciones incompletas, dos romanas y dos aliadas.[82][83] Los romanos establecieron a los legionarios en el centro, dispuestos en una formación más profunda y densa de lo habitual.Polibio la considera una formación efectiva contra los elefantes, pero señala que acortó el frente de la infantería y la hizo más propensa a ser flanqueada.[86] Parte del costado izquierdo romano, probablemente compuesto por aliados latinos, se mezcló con la línea de elefantes y cargó contra la infantería cartaginesa del lado derecho, que no aguantó el embate y huyó hacia su campamento.Régulo murió en cautiverio cartaginés; autores romanos posteriores inventaron una historia la que mostraba virtudes heroicas mientras estuvo prisionero.[96] La cuestión de qué Estado controlaría el Mediterráneo occidental quedó sin resolver, y ambos mantuvieron una tensa relación.Cuando Cartago sitió Saguntum —actual Sagunto, en el este de Iberia— en 218 a. C., ciudad protegida por los romanos, precipitó la segunda guerra púnica con Roma.