Los romanos quedaron atrapados contra la orilla y, después de un día de lucha, los barcos cartagineses mucho más maniobrables, con tripulaciones mejor entrenadas les derrotaron y casi barrieron a los romanos del mar; gracias a esto, los cartagineses consiguieron su mayor victoria naval de la guerra, y después pasaron a la ofensiva marítima.
[15] Existen otras historias posteriores a la guerra, pero en forma fragmentaria o resumida,[3][16] y generalmente tratan las operaciones militares en tierra con más detalle que en el mar.
2] Otras fuentes incluyen inscripciones, datos arqueológicos y empíricos de reconstrucciones como el trirreme Olympias.
[21] Cartago era una potencia marítima bien establecida en el Mediterráneo occidental, mientras que Roma había unificado recientemente a la Italia continental situada al sur del río Arno.
Esta expansión probablemente hizo inevitable que terminase por chocar con Cartago por el control de Sicilia con algún pretexto.
[23] Hacia 241 a. C. la guerra duraba 15 años, con muchos cambios de suerte y se había convertido en una lucha en la que los romanos intentaban derrotar a los cartagineses de manera decisiva y, como mínimo, controlar toda Sicilia.
[25] En 260 a. C., los romanos construyeron una gran flota y durante los siguientes diez años derrotaron a los cartagineses en una sucesión de batallas navales.
[17] El experto en galeras John Coates sugiere que estos barcos podían navegar a una velocidad de siete nudos (13 km/h) durante períodos prolongados.
[17] Las embarcaciones fueron construidas como catafractos, o barcos «protegidos», es decir, con una cubierta completa, para poder transportar mejor a los infantes de marina y a las catapultas;[29][30] también tenían unas estructuras anexas al casco principal en las que se disponían los remeros.
[32] En 260 a. C. los romanos se propusieron construir una flota y utilizaron un quinquerreme cartaginés naufragado como modelo para el suyo.
El peso adicional en la proa comprometió la maniobrabilidad del barco y, en condiciones de mar agitado, el corvus se volvía inútil.
[51][52] Los cartagineses intentaron recuperar Panormus (actual Palermo) en 250 a. C., pero los romanos los derrotaron y los púnicos perdieron la mayoría de sus elefantes.
Un fuerte viento occidental les permitió alcanzar la plaza sitiada antes de que los romanos pudieran impedírselo.
[56][57] Los romanos estrecharon el cerco terrestre a Lilibea con campamentos protegidos por muros de tierra y empalizadas e intentaron repetidas veces bloquear la entrada del puerto con barreras de gruesos troncos, pero la turbulenta situación en la mar se lo impidió.
La flota romana zarpó durante una noche sin luna para evitar ser detectada por el enemigo y poder sorprenderlo.
[68][69] Los barcos romanos más avanzados llegaron a la boca del puerto con intención de bloquearlo.
Sin embargo, Pulcro, al ver que no se podría realizar un ataque sorpresa, les ordenó retroceder y formar para dar batalla, pero el mensaje tardó un poco en transmitirse y el retraso dio como resultado que algunos barcos se cruzasen al intentar retroceder en el rumbo de otros que todavía seguían avanzando, y en consecuencia, acabasen entorpeciendo su derrota.
Los romanos, con la costa muy cerca de ellos, no tenían tal ventaja e intentaron permanecer en una formación cerrada para protegerse mutuamente.
[75] Poco después de la batalla, Cartalón reforzó a Aderbal con setenta barcos,[n. 4] que quedó así al mando de cien naves y marchó por orden suya a atacar Lilibea, donde quemó varios navíos enemigos.