Batalla de Tulancingo
[1] A diferencia de José Antonio Facio, Francisco Antonio Berdejo y Pedro Landero, Bravo marchó a Tulancingo, lugar muy débil como punto militar, en vez de emprender su marcha hacia el sur, donde contaba con numerosas simpatías y con puntos más estratégicos para enfrentar mejor la resistencia.Bravo, creyendo que su estancia en Tulancingo daría tiempo a los sublevados en la capital y los Estados a pronunciarse en el mismo sentido; y que el gobierno, viéndose amenazado por varios puntos retiraría las fuerzas que fueron destinadas a sitiarlo para llevarlas a proteger la capital decidió perpetrarse en la ciudad.El general Antonio López de Santa Anna, que había ido al campo de batalla al lado de Vicente Guerrero, sirvió activamente por obligación y al saber que las fuerzas del gobierno eran más numerosas a las sublevadas en esta acción contra los facciosos, aunque evidentemente Santa Anna se había adherido al plan.Los generales Miguel Barragán, Francisco Antonio Berdejo, Nicolás Bravo y José Gabriel de Armijo corrieron con la misma suerte.Armijo, por su parte, tuvo que quedarse en México por causa de una enfermedad avanzada.