Fue la primera respuesta ofensiva francesa a la invasión alemana, tal como se había previsto en el Plan XVII, que establecía la invasión de Lorena y Alsacia, para recuperar estas provincias, que en otro tiempo habían sido francesas.La respuesta francesa, para satisfacer a la opinión pública,[1] pero además siguiendo lo establecido en el Plan XVII, formulado por el Estado Mayor, fue la invasión de Alsacia y Lorena, para recuperar estas provincias perdidas en la guerra franco-prusiana de 1870-1871 y controlar sus importantes instalaciones industriales, como paso previo a otras operaciones bélicas.Esta batalla fue la primera operación ofensiva por iniciativa propia llevada a cabo por el ejército francés mediante una invasión del territorio alemán, en el extremo más septentrional de la frontera común, en la Alta Alsacia.Los planes franceses eran girar hacia el norte, por la margen izquierda del Rin, hacia la ciudad de Colmar, pero el día 9, el general alemán Josias von Heeringen recibió refuerzos de los XIV y XV Cuerpos del 8º ejército, enviados desde Estrasburgo, y organizó un contraataque, que obligó a Bonneau, falto de reservas, a solicitar refuerzos y a preparar la retirada de Mulhouse.Todos estos intentos franceses de entrar en Alsacia y Lorena, e incluso más al norte, en Las Ardenas, fueron rechazados principalmente por el empleo de la artillería pesada, quedando la ofensiva estabilizada sin que se produjeran cambios territoriales significativos, Mulhouse incluido, tal como fue la tónica del frente occidental a partir de 1915.