Al descubrir Alvarado la rápida marcha de Valdés sobre su flanco derecho destacó una guerrilla apoyada por un batallón para interceptarlo pero el batallón del Centro que mandaba Espartero, quien solicitó combatir a pesar de tener un brazo en cabestrillo, batió y dispersó las fuerzas enemigas permitiendo que el resto de la división realista se posicionara en la derecha del ejército unido.A esta, que estaba formada por los granaderos a caballo de San Martín, bajo las órdenes del comandante Juan Lavalle, se les ordenó cubrir la retirada cuando la caballería realista dirigida por Francisco Solé se lanzó en persecución de los dispersos.De los 400 hombres que componían el cuerpo solo quedaron 180 cuando la caballería realista detuvo la persecución.[7] Allí los sorprendió el ejército real altoperuano del general Olañeta que se encontraba estacionado en Oruro y que había sido prevenido por el virrey de esta maniobra del bando patriota.Para el Ejército Real del Perú la campaña fue no solo una gran victoria militar, sino también moral, que fortaleció al partido realista.Sus soldados en los días siguientes a la batalla entonaban una copla que se hizo famosa: «Congresito ¿Cómo estamos con el tris-tras de Moquegua?Por sus distinguidas acciones, fueron ascendidos al grado superior los oficiales Jerónimo Valdés y José de Canterac, entre otros.