Era mediodía, por lo tanto ya muy tarde, cuando el general cristino, muy poco dotado para el mando que ejercía, llegó con sus tropas al valle y al ver la formación del grueso de las tropas carlistas en el hondón de este, estaba dispuesto a caer en la trampa al ordenar a Marcelino Oráa, jefe de su vanguardia, que marchase sobre el centro.Pero Oráa era un buen militar, con mucha experiencia que se remontaba a los tiempos en los que estuvo a las órdenes de Espoz y Mina durante la Guerra de la Independencia Española.Por ello desoyó a su jefe y marchó con su tropa hacia Mendaza, atacando el flanco izquierdo carlista.Ante este no previsto movimiento, Zumalacárregui hizo girar su tropa desplegada en el centro en dirección a Mendaza, para apoyar al amenazado flanco izquierdo.Los carlistas iniciaron pronto la desbandada, abandonando el campo a los cristinos, refugiándose en las laderas de los montes que encierran el valle, pasando al valle del río Ega, dando por perdida la batalla.