La batalla terminó con una victoria táctica de Prusia, ya que impidieron al ejército austríaco reforzar a sus aliados sajones asediados en Pirna.
En agosto de 1756 los prusianos invadieron Sajonia con un numeroso ejército dividido en tres columnas.
Los sajones, desprevenidos, se atrincheraron en Pirna y fueron rodeados por las tropas de Federico II.
Los sajones pidieron entonces ayuda a María Teresa I de Austria, que tenía dos ejércitos en Bohemia.
Browne colocó a sus tropas de la siguiente manera: Ante Lobositz había dispuesto casi un tercio del ejército.
El centro ocupó las dos carreteras que conducen a Lobositz y el ala izquierda tuvo más dificultades porque al replegarse fue recibido con fuego por parte de un destacamento croata imperial.
Federico II seguía sin conocer las fuerzas de su enemigo y su disposición.
Federico II ascendió al Homolka, pero solo pudo ver que Lobositz estaba ocupada por infantería y caballería.
Los prusianos aún se encontraban en las mismas posiciones tanto en el ala derecha como en el centro.
Pero la situación cambió pronto y todo el ala izquierda, una vez reagrupada, atacó hundiendo a parte de la infantería imperial en el Elba.
El ejército austriaco se retiró intacto, llegó a Budin el día 8 y Browne incluso logró introducir una pequeña fuerza en Pirna, donde estaban asediados los sajones, pero era demasiado tarde y con demasiadas pocas tropas, por lo que el ejército sajón se entregó el 14 de octubre de 1756.