La toma de la ciudad formaba parte de un plan español más amplio, cuyo objetivo era la invasión de Portugal.
Esta campaña es conocida con el nombre de Guerra Fantástica.
[1] Así, mientras una parte del contingente español penetraba en Portugal por el norte, por Galicia, atravesando el Duero y amenazando Oporto, la otra cruzaba la frontera por Ciudad Rodrigo para dirigirse a Almeida, donde se situaba la mayor fortaleza de la zona.
[2] El Conde de Aranda guarneció la ciudad de Almeida, pero esta fue la única plaza importante que estuvo en manos españolas hasta el fin de la guerra.
Le fue devuelta a los portugueses por medio del Tratado de París de 1763 a cambio de la devolución a los españoles de Cuba y Filipinas, que estaban en manos británicas.