Animados por el apoyo de numerosos pueblos, marcharon hacia La Paz, atacando un punto del río Desaguadero donde se había atrincherado Joaquín Revuelta con 160 vecinos paceños.
Por tres o cuatro jornadas turbas saquearon las casas y almacenes de los más ricos, matando a todo el que acusaban de godo o realista, unos 59 vecinos, la mayoría europeos[5] (otras fuentes las elevan a 70[19] y otras las reducen a 57, incluyendo al marqués, 6 coroneles, 5 tenientes coroneles y un sargento mayor).
El brigadier llegó tres días más tarde, afectado por una terciana (fiebre palúdica) desde Suipacha.
Luego envió como vanguardia al batallón y 2 cañones a cargo del coronel Juan de Dios Saravia en dirección a La Paz, pues se le había informado de la derrota monárquica en esa región.
[28] Su caballería se componía de 400 a 500 jinetes armados con algunas carabinas, pero principalmente con armas blancas.
[8][9] Sin embargo, el brigadier después se enteró de que los rebeldes se habían retirado al Alto de La Paz, cuyas posiciones parecían más defendibles, y resolvió ir detrás de ellos,[29][30][31] poco después apareció la caballería patriota y decidió que la batalla se daría en ese momento y lugar.
[32] En el centro, el batallón del Línea del Cuzco, formado en guerrilla (formación abierta) en una zona línea se abalanzó sobre la caballería enemiga, rompiendo sobre sus enemigos un nutrido fuego de fusiles que los desalojó de sus posiciones, aunque a un alto coste por el continuo bombardeo de la artillería rebelde.
La persecución fue constante pero sus cabecillas lograron escapar[34] porque la caballería realista estaba en muy malas condiciones,[6] lo que también llevó a se tomaran relativamente pocos prisioneros.
[19] Los vencedores capturaron las diez piezas de artillería, todas las municiones,[32][6][7][20][26] 150[4][6][7][20][36] a 184[32] fusiles, la bandera que sus enemigos habían traído desde Cuzco[32][6][7] y 108 prisioneros.
[4] La victoria permitió a los realistas recuperar La Paz al día siguiente[38][7] y Puno poco después.
[38] En la primera ciudad hubo fusilamientos, encarcelamientos, crueles vejaciones y un impuesto de 100.000 pesos que debieron pagar los vecinos.
[44] Los rebeldes organizaran un último intento de detener su avance al Cuzco en Umachiri.