Fue el segundo obispo con un pontificado más largo en esta diócesis, tras Antonio Pildain y Zapiain.
Fue un gran promotor de la devoción hacia la virgen de Candelaria y potenció su patronazgo sobre el archipiélago,[3] título que había sido otorgado en 1599 por parte del papa Clemente VIII.
[4] Ximénez destaca también porque fue el primer obispo de Canarias que recorrió todas las islas.
En noviembre de 1678 realizó una visita pastoral a Fuerteventura y Lanzarote.
Originalmente fue enterrado en la parroquia matriz de la Concepción, templo muy frecuentado por él, pero apenas un año después su cuerpo fue trasladado a Candelaria, sepultado en este santuario mariano que él mismo impulsó.