En 359, tanto él como su esposa Asiria fueron arrestados y decapitados por traición a Constancio.
[2] Poco después de la muerte de Galo, Constancio convocó a Claudio Juliano, Juliano el Apóstata, el medio hermano del difunto, desde sus estudios en Atenas a la corte real en Milán.
Aunque Constancio se sintió obligado a elevar a Juliano, el único descendiente masculino de Constantino el Grande que aún vivía, estaba claro que su habitual desconfianza no había disminuido.
De nuevo según Amiano, a pesar del repentino ascenso de Juliano, Constancio lo veía como un posible rival y lo despreciaba por su «...vivacidad juvenil, sinceridad e ingenio que lo hacían demasiado popular para la tranquilidad del Emperador».
A los oficiales del ejército se les instruyó que ellos tenían el poder real, no Juliano.
Se pretendía que dos ejércitos, el primero comandado por Juliano y el segundo por Barbacio, avanzaran en una táctica romana clásica conocida como forceps o forfex, formando alas divergentes, abrazando y destruyendo al enemigo.
Mientras estos movimientos estaban en marcha, otra tribu alemana, la Laeti, pasó entre ambos ejércitos y atacó Lyons.