La palabra balneario viene del latín balnearius y significa "establecimiento en el que se ofrecen baños medicinales".
Sus componentes léxicos son: balneum (baño), más el sufijo -ario (lugar).
[1] En Europa, los balnearios son centros sanitarios autorizados por las correspondientes autoridades sanitarias, donde se realizan tratamientos de medicina termal para enfermedades reumatológicas, respiratorias, digestivas, de vías urinarias, dermatológicas, otorrinolaringológicas, y del sistema nervioso.
Cuando los baños son medicinales (balnearios europeos) se utilizan los agentes termales que son las aguas minero medicinales, sus vapores, sus gases y sus barros, con fines terapéuticos y previa prescripción médica.
En estos casos se utilizan diferentes técnicas individuales y colectivas, generales y locales donde se combinan la temperatura del agente termal, la presión con la que se aplica, el tiempo de duración de los tratamientos y las propiedades que aportan la mineralización del agua, en diferentes técnicas de piscinas, baños, duchas, chorros,... Cuando el agua se utiliza con fines no médicos (higiénicos o estéticos), existen variedad de productos y servicios que se pueden incorporar como masajes, saunas, rayos UVA, solárium, gimnasio, camas de agua o tratamientos de belleza.