Posteriormente, una nueva capilla renacentista sustituyó a la antigua y, en el siglo XVIII, se construyó ahí un santuario, dependiente del obispado de Urgel.[2] El lugar se ha convertido en un importante centro termal y turístico, con dos hoteles.Se utilizan con finalidad terapéutica para tratar enfermedades cutáneas, así como el reumatismo.[2] A finales de los años 1950, cuando llegó la carretera, se construyó un edificio para embotellar el agua, la cual se transportaba en camiones hacia Lérida o Barcelona para venderla.La antigua planta embotelladora se convirtió en la sala de fiestas del balneario.