Existen diversas variedades que incorporan avellanas y almendras, entre otros frutos secos.
[6] Existen también fuentes que le dan un origen asirio a la baklava, asumiendo que ya se preparaba en el siglo VIII a. C.[7][2] También existen similitudes con el gastris (γάστρις), el kopte sesamis (κοπτὴ σησαμίς), y el kopton (κοπτόν);[8] postres de la antigua Grecia mencionados en el tomo 14 del Deipnosophistae.
[9][10] Sin embargo, Perry muestra que aunque los gastris contenían un relleno de nueces y miel, no incluían masa, sino una mezcla de miel y sésamo similar al pasteli o halva moderno.
La masa filo se humedece con agua, para luego hornear a 180 °C por 40 minutos hasta conseguir el dorado.
Luego se cubre con almíbar preparado con agua, canela, azúcar y jugo de limón.