En los Estados Unidos y Gran Bretaña, los aviones de ataque eran generalmente bombarderos ligeros o bombarderos medianos, que a veces llevaban armas más pesadas que disparaban hacia adelante como el North American B-25 Mitchell y de Havilland Mosquito Tsetse.
Los alemanes y los soviéticos también utilizaron bombarderos ligeros en esta función: las versiones armadas con cañones del Junkers Ju 87 Stuka superaban ampliamente en número al Henschel Hs 129, mientras que el Petlyakov Pe-2 se utilizó para esta función a pesar de no estar específicamente diseñado para ello.
Los ejemplos propulsados por motor a reacción eran relativamente raros pero no desconocidos, como el Blackburn Buccaneer.
Los helicópteros de ataque también han asumido muchos roles restantes que solo podrían llevarse a cabo en altitudes más bajas.
Esto también requiere que estos aviones sean más maniobrables, sensibles a los mandos del piloto y más resistentes, tienen la cabina blindada y las cubiertas de los motores con una protección especial, para resistir impactos de armas ligeras disparadas desde tierra.
Aparte del armamento pertinente para atacar, bombas convencionales de caída libre y las nuevas bombas guiadas por láser y satélite GPS de mayor precisión, incorporan cierto blindaje en la cabina de mando, para resistir el fuego enemigo desde tierra y generalmente, están construidos en módulos para ser rápidamente reparados.
Es muy eficiente para el apoyo de tropas en tierra a baja altitud y puede efectuar sus misiones de ataque escoltado por helicópteros, aviones de ataque ligeros y otros aviones caza, que vuelan a mayor altitud y velocidad, para evitar que otros aviones de combate enemigos puedan interceptarlos atacando desde el aire a una mayor altitud.