La asociación es espontánea, y puede venir dada por una interacción específica directa o indirecta, siendo esta última inducida a través de su entorno.
La autoorganización se necesita comprender en detalle, ya que afecta a un amplio número de procesos en nuestros cuerpo, Tierra y espacio.
Este profesor de ingeniería química propuso la definición del autoensamblamiento entre nanopartículas como "un proceso en el que los nanopartículas adquieren una distribución espacial no aleatoria entre sí y los límites del sistema”.
Estos son agentes infecciosos formados por una proteína denominada priónica, capaces de construir agregados moleculares anómalos.
Estas estructuras se forman en soluciones acuosas, donde dejan su parte polar expuesta al medio acuoso y, su parte no polar es escondida en otra fase.
La química supramolecular, que originalmente era una rama de la ciencia fundamental, ahora tiene convertirse en un concepto importante en nanotecnología.
Las ventajas que presenta este tipo de autoensamblaje en la creación de nanopartículas se listan a continuación: Actualmente existen varios desafíos en el autoensamblaje, ya que es un campo campo relativamente nuevo en nanotecnología.
[22] Otra aplicación con gran impacto en muchas áreas biomédicas, que se ha llevado a cabo es el autoensamblaje para dar como resultado liposomas.
Estos ha conseguido emplearse para ayudar en la administración de medicamentos ya que permiten la entrega efectiva de compuestos encapsulados a sitios objetivos mientras se minimiza la toxicidad sistémica.
[23] También se podría destacar el autoensamblaje del péptido CMP, el cual presenta propiedades bioactivas y nutricionales.
Estos hallazgos demuestran el colectivo comportamiento de las nanopartículas, además se presentan como una técnica para la producción de coloides semiconductores adecuados para su posterior procesamiento en superestructuras y materiales.