Nacido en Hanóver, el padre de Iffland deseaba que fuera religioso, pero este se decantó por los escenarios.
En 1777 se trasladó a Gotha para adquirir formación artística; allí aprendió de actores como Friedrich Wilhelm Gotter, Heinrich Beck, Conrad Ekhof y Johann David Beil.
El propio Schiller alabó su actuación afirmando que "Alemania encontrará en este joven un maestro".
En 1786 fue invitado por el conde Luis a la corte de Saarbrücken, donde actuó con asiduidad; allí escribió algunas obras por motivos económicos.
En 1811, se le nombraría también Direktor der königlichen Schauspiele, máximo responsable de las obras representadas ante la realeza.