Este movimiento fue controvertido en el seno de la familia, y varios miembros iniciaron procedimientos legales.
Posteriormente ese mismo año, el príncipe heredero llamó a un consejo familiar, donde se acordó por los miembros presentes de la familia que el mayor de los príncipes que habitara en Alemania sería el jefe de la casa.
De tal modo que esta posición fue al príncipe Simón Casimiro (1900-1980).
Ernesto Augusto murió en 1990 y su hijo el príncipe Federico Guillermo de Lippe (1947) ha continuado con su reclamación.
El príncipe Arminio, quien dijo que no pensaba que su decisión de 1953 fuera irrevocable, también proclamó ser jefe de la casa, con el hecho añadido que heredó la fortuna familiar, incluyendo tierras cultivables, bosques y el castillo principesco de Detmold, donde vivía.