Todo ello permite afirmar el siglo XII como origen del archivo municipal.
[1] Según recoge la Gran enciclopedia de Navarra, «al inicio del reinado de Teobaldo I (1234-1253), el principal depósito documental, y posiblemente también el archivo vivo, radicaba en el castillo de Tudela, donde lo habría instalado sin duda Sancho el Fuerte (1194-1234), que tuvo entre sus muros la residencia habitual.
Allí fue donde copió los cartularios reales el escriba Pedro Fernández hacia 1240.» A principios del siglo XIV también hay noticias de que el castillo de Tudela era lugar donde se custodiaban documentos.
[5] Le sucedió en estas labores José Yanguas y Miranda que «coordinó» los cuantiosos documentos en pergamino y en papel que el ayuntamiento conservaba en la catedral de Tudela.
[3] Sus fondos bibliográficos alcanzan casi doce mil ejemplares entre los cuales una parte (1213 ejemplares) se corresponden a la biblioteca tudelana, publicaciones sobre la ciudad o firmada por naturales del lugar.
Estos fondos se formaron mediante donaciones como la realizada por la Real Sociedad de Amigos del País (1613 ejemplares) o la Biblioteca del Marquesado de San Adrián (unos 1000 libros).
[15] Por su pionero ejercicio archivístico relacionar las figuras mencionadas de Juan Antonio Fernández Pascual, durante la segunda mitad del siglo XVIII, y José Yanguas y Miranda, durante los inicios del siglo XIX.