La gran cantidad de copias realizadas hace indicar que el original fuera una estatua famosa.
El geógrafo Pausanias narró que en la Acrópolis ateniense se encontraba una estatua de Apolo realizada por el escultor Fidias.
Además, porta anchos hombros y una cintura estrecha, con una definición fina de los músculos.
En 1776 o 1777, el rey Federico II el Grande, que estaba interesado en el arte clásico, influido por las obras de Gotthold Ephraim Lessing y Johann Joachim Winckelmann, adquirió la estatua de mármol durante un viaje a Italia.
[3] En 1779 formó parte de la colección del museo Fridericianum, en Kassel, donde se mantuvo hasta su traslado, en 1974, a su actual ubicación.