Antonio Escobar Huerta

[3]​ Puesto en ese momento a las órdenes del presidente de la Generalidad,[4]​ Lluís Companys, siempre consideró un error que no se desarmara a las milicias anarquistas tras el fracaso de la sublevación y que se les dejara campar a sus anchas y se hicieran con el control casi total de la ciudad.

Durante su convalecencia, permaneció varios días en el santuario de Lourdes,[8]​ en Francia, con permiso expreso del presidente Azaña.

Por estas fechas su hijo menor, José Escobar Valtierra, falangista que combatía en el bando sublevado, pereció durante la batalla de Belchite.

[7]​ Durante los siguientes meses se dedicó a reformar su estructura y organización interna, pues había quedado muy vapuleado tras los pasados combates de aquel verano.

Durante el encuentro algunos militares expusieron abiertamente la necesidad de poner fin a la contienda.

El general Escobar inicialmente se mantuvo a la expectativa,[14]​ pero finalmente se unió a la conjura de Casado y su Ejército de Extremadura aplastó la resistencia comunista en Ciudad Real.

[17]​ Aunque este le llegó a ofrecer una avioneta para huir a Portugal —Escobar era el único general del Ejército Popular que todavía quedaba en España—, el general Escobar declinó la oferta y prefirió permanecer en España.

El mismo piquete de la Guardia Civil rindió luego honores militares a su cadáver.