[2] Estudió en la Escuela Oficial de Cinematografía, donde realizó su primera película, Doña Rosita la soltera, sobre la obra teatral homónima de Federico García Lorca y guion propio.
[3] Era capaz de transformar un supuesto film comercial en un alegato contra el poder, como en la peli de piratas El tesoro del capitán Tornado, basada en la novela homónima de Joaquín Aguirre Bellver,[4] poniendo en boca del pirata la frase: «[...] El tesoro no me importa, lo que me importa es mandar».
[5] Porque también fue guionista y buen ensayista, su incompleta La Historia del Cine que Nunca se ha Escrito, que iba publicando por entregas, tal vez como homenaje a escritores del pasado, que utilizaban esta forma como medio habitual de narrar, en la revista Adarga, da buena prueba de ello.
Con una sólida formación, su léxico y su forma de desarrollar los pensamientos le acercaban al estructuralismo.
[6] De sus primeros documentales, en los que mostraba la dura realidad de cómo se vivía en algunas zonas rurales de Aragón, pasa a hacer reflexiones sobre la propia esencia del cine, como en Del Tres al Once, Blanco sobre Blanco o Yo creo que....