El primer obispo misionero que llegó a esas tierras fue el arzobispo de Hamburgo-Bremen, Huns.
Su sucesor Adaldago evangelizó Jutlandia, erigiendo tres diócesis circa 948: Ribe, Haithabu (Schleswig) y Aarhus.
En 1201 el obispo Peder Vognsen inició la construcción de la catedral dedicada a san Clemente, que se completó en 1263.
La construcción fue posible gracias a las ofrendas recogidas por la devoción popular al beato Niels, hijo del rey Canuto Magnussen, que fue enterrado en el cementerio de la iglesia de San Olaf.
Los benedictinos tenían monasterios en Esbenbeek, Voer, Alling y Veierlov; los canónigos regulares de San Agustín residían en Tvilum, y los cistercienses en Om (abadía disuelta en 1560), cuya abadía fue fundada durante el episcopado de Svend; en Aarhus había una cartuja.
En obispo Ove Bille se resistió a la Reforma luterana junto con Poul Helgesen, prior del monasterio carmelita de Elsinor.
Mads Lang fue nombrado superintendente de Aarhus sin haber sido consagrado obispo, por lo que esa Iglesia no continuó la sucesión apostólica.