Andrés Amado

Sin duda, su estrecha relación con el mártir monárquico pesó tanto en su designación como su especialización financiera.Amado colaboró con Ramón Serrano Suñer, hombre fuerte de la situación, en la redacción del decreto que establecía la nueva organización administrativa estatal en febrero de 1938.Años después, Serrano Suñer recordaría cómo abogó ante Franco por Amado, y que debido a la "independencia de carácter" del candidato la propuesta no gustó al dictador, quien "opuso gran resistencia".En defensa de Amado, Serrano alegó los servicios en la Junta Técnica del Estado -era el único de sus integrantes cuya gestión salvaba, pues consideraba al resto como "personas sin relieve ni mérito"-, su competencia "bien probada en el Parlamento republicano", así como "su acrisolada honradez".Cuando en agosto de 1939 Franco cambió de Gobierno, hacía tiempo que Amado ya no podía “convivir bajo el mismo techo” con quien había sido su inicial mentor en el Gobierno, Serrano Suñer: como monárquico, y al igual que los católicos, recelaba del creciente poder de la Falange, cuyo máximo dirigente era Serrano.