Allí se casó en 1819 con Justina Rojo, después de convertirse oficialmente al catolicismo, que nunca practicó.
Su esposa murió en 1822, y tuvo una hija natural con Carmen Castro Núñez que se llamó Rosa Rawson.
En 1834 volvió a ser diputado, y apoyó la política del gobernador Martín Yanzón, un federal con buenas relaciones con los unitarios.
Fue su ministro por unos meses, hasta que fue reemplazado por Domingo de Oro, quien puso en aprietos al gobernador al organizar una revolución en la vecina provincia de Mendoza y enzarzarse en una guerra contra La Rioja, que determinaron su caída.
Su reemplazante, Nazario Benavídez, nombró a Rawson su representante ante el gobierno riojano, para firmar tratados de paz.