Es considerado el escultor más representativo de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII.
A pesar de que comenzó como acólito en el convento de los trinitarios, su vocación era artística, por lo que en una de las visitas del obispo de Córdoba en 1730, fue enviado a estudiar Dibujo y pronto comenzó a recibir encargos y obtener celebridad en la ciudad.
En la década de 1740 el Cabildo catedralicio puso en marcha un proyecto para ejecutar el coro de la Mezquita-catedral, llegando en 1745 a recabar numerosos dibujos y bocetos de múltiples artistas españoles como Gómez de Sandoval y Tomás Jerónimo Pedrajas, a quienes encarga modelar dos sillas en barro.
A pesar de que el proyecto finalmente fue adjudicado al sevillano Pedro Duque Cornejo, Gómez de Sandoval estuvo muy vinculado al trabajo, hecho que se demuestra en las cuentas de fábrica de la catedral, donde aparece un pago en 1757 que se le hizo por dos bancos que realizó, aún conservados y que servían para colocar los ciriales.
El 8 de septiembre de 1764 volvió a contraer matrimonio en segundas nupcias con una adinerada dama cordobesa, Teresa de Góngora y Barroso, con la que tendría cuatro hijos apadrinados por Damián de Castro, célebre platero y orfebre cordobés.