El molino del siglo XVIII junto a la iglesia parroquial de estilo neoclásico del mismo siglo, son los monumentos más destacables de esta localidad.
La iglesia tiene una planta que es de cruz griega, con una gran bóveda semiesférica o vaída en el crucero y brazos cortos con bóveda de cañón.
En su exterior, los brazos están presididos por un frontón triangular que escoltan dos cuerpos de campanas a cada lado.
La iluminación del templo se realiza a través de huecos semicirculares en el crucero y los laterales.
La apariencia externa puede recordar en algunos elementos a las iglesias de Algarinejo y Montefrío, por ejemplo, en la disposición del tejado.