Son visibles aún grandes eras que dan testimonio del importante pasado cerealístico de la aldea, la cual se expande por hasta 12 ha.
[7] Ello indica que ya tenía entonces entidad como asentamiento, e incluso antes, dada la existencia afianzada de una vereda hacia la aldea.
[3] No cuenta con ningún tipo de fortificación, seguramente debido a su localización alejada del sector fronterizo más conflictivo.
[3] El Deán Martínez Mazas documentó a finales del siglo XVIII la existencia ya de "tres o cuatro" casas cortijos arruinadas.
Estos conectan al N con Villargordo directamente y con la carretera J-3011 Las Infantas-Villargordo, como vías de acceso más rápidas.