En general, los métodos ecológicos evitan el uso de ciertos productos sintéticos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales específicos.[2] Actualmente la agricultura ecológica, así como la ganadería ecológica, es una industria fuertemente regulada, que en países como Japón, Canadá o la Unión Europea requiere certificaciones especiales para poder comercializar sus productos.En el sector se utilizan en muchas ocasiones indistintamente los términos “ecológico”, “biológico” y “orgánico”.Sin embargo es conveniente resaltar el uso que se le da a cada palabra en el mercado.En España la fórmula más habitual es “ecológico”, al igual que en Alemania (biologisch) y Francia.Sin embargo, ciertos productos emplean este término como reclamo publicitario asociado a una mayor calidad.Cuando se utilice el logotipo comunitario, la indicación del lugar en que se hayan obtenido las materias primas agrarias de que se compone el producto deberá figurar también en el mismo campo visual que el logotipo y adoptará diversas formas dependiendo de si todas las materias primas agrícolas han sido obtenidas en la Unión Europea o se utilizan todas o partes de ellas obtenidas en un tercer país.Los productores de alimentos ecológicos están obligados a usar únicamente ciertos agroquímicos autorizados[3] y no se pueden utilizar para su producción semillas o plantas transgénicas.Pueden además presentar otras cualidades como un empaquetado ecológico para su disposición al consumidor final.[29] Actualmente no existe suficiente evidencia científica para afirmar que el consumo de productos biológicos repercuta en un mayor beneficio para la salud.
El logotipo de la UE que identifica los productos de origen ecológico.