Alfonso Pérez Sánchez

Su labor como poeta se ha visto reflejada en su libro: Poemas 1952-1968 con un prólogo de su amigo Francisco Brines (Madrid, 2003).

En 1963 se doctora en la Universidad de Madrid con la tesis Pintura italiana del siglo XVII en España, bajo la dirección de su maestro Diego Angulo Íñiguez, que posteriormente se plasmó en una histórica exposición, la cual contribuyó a recuperar y difundir múltiples pinturas que habían sido subestimadas por décadas.

A Pérez Sánchez se debe precisamente este calificativo, que intentaba rescatar depósitos perdidos o descuidados.

Fue subdirector del museo desde 1971 al 1981, alejándose voluntariamente de la institución por el nombramiento de Federico Sopeña, que nada tenía que ver con el perfil científico deseado para la institución cultural más importante del país.

Los principales problemas que en ese tiempo tenía el Museo fueron denunciados por el propio Pérez Sánchez a modo de conferencias en su libro Pasado, presente y futuro del Museo del Prado, editado por la Fundación Juan March en 1977 y verdadero “manual” para los que han querido diagnosticar los principales problemas de la institución.

Y sobre todo en esa época del 1983 al 1991 se celebraron las exposiciones científicas más rigurosas que hiciera nunca el Prado, y que cambiaron la imagen de la institución en todo el panorama internacional.

Algunas restauraciones de obras emblemáticas, encabezadas por el cuadro de Las Meninas fueron discutidas en primer momento, pero reconocidas por todos los expertos después, como la intervención más oportuna y necesaria realizada por el jefe de restauración del Metropolitan Museum John Brealey, a quien invitó Pérez Sánchez y con el que compartió momentos memorables.

Su última etapa en el Prado quedó marcada por varias controversias que llegaron a la prensa.

Finalmente dimitió en 1991 por haber protestado en contra de la intervención española en la Guerra del Golfo Pérsico.