[11] Sucede que en Europa, y especialmente entre la población germana, no era relevante el lugar de nacimiento, ya que se regían por el ius sanguinis o "derecho de sangre" (pudiendo existir así comunidades nacidas en Alemania que no fueran consideradas alemanas, mientras los alemanes étnicos nacidos fuera de las fronteras sí lo eran).
Actualmente, los Estados suelen estrechar los criterios para otorgar ciudadanías, pues de ellas se desprenden obligaciones y costos que eventualmente esos mismos Estados deberían tener que asumir.
Su desembarco previo en dicho país sudamericano también hizo que algunos grupos de alemanes fueran registrados como brasileros.
A pesar de eso, los alemanes hablan diferentes dialectos en diferentes regiones específicas como el frisón, pomeranio del Este, bajo prusiano, suabo, plautdietsch, hunsrückisch, alemán del Volga y otros.
Entonces, si se contara la ascendencia completa y parcial de esta etnia, el porcentaje aumentaría más del doble.
También tuvo lugar la creación de periódicos en idioma alemán como el Argentinisches Tageblatt, que significa el "diario argentino" y continúa en circulación hasta nuestros días.
[17] En 1853 ese proyecto tomaría cuerpo en la Constitución nacional, como un mandato terminante a los gobiernos de fomentar la inmigración europea para poblar el país.
En este marco de tiempo, se desarrollaron varias instituciones, que a menudo son examinadas en los estudios académicos, como los periódicos, las escuelas y clubes sociales.
Durante el tercer período, después de una pausa durante la Primera Guerra Mundial, la inmigración a Argentina otra vez continuó y los voceros alemanes vinieron en sus números más grandes.
Este período es de interés particular porque mientras los grupos más viejos de germanoparlantes comenzaban a sentir la crisis cultural debido a las políticas de asimilación del estado argentino, las nuevas llegadas dieron una nueva vida a instituciones culturales alemanas, como el periódico ya mencionado, y se crearon nuevos.
Muchos colegios e instituciones alemanas del país fueron confiscados y cerrados, lo que marcó un gran punto de inflexión.
La quinta y última categoría de la inmigración alemana hacia Argentina implica el período siguiente a la Segunda Guerra Mundial.
Generalmente, los alemanes que hoy ingresan al país lo hacen por tiempo limitado, ya sea para desempeñar un cargo determinado o como estudiantes que han elegido vivir una experiencia de intercambio cultural.
A continuación se detalla una tabla con los distintos períodos anuales de inmigración alemana en Argentina (sólo contempla a los llegados desde Alemania, una minoría dentro de la comunidad germana del país).
Casi inmediatamente después se fundaron varias colonias en la parte baja del río.
La inmigración alemana fue motivada en parte por la intolerancia religiosa y la guerra en Europa Central, así como por difíciles condiciones económicas.
Sin embargo, con el tiempo los privilegios prometidos por Catalina II caducaron y eso provocó que fuertes contingentes de alemanes del Volga decidieran emigrar hacia América.
Los soldados alemanes también fueron tomados como prisioneros por Argentina, sin permitírseles regresar a su país.
Algunos de ellos vivían en la Argentina con sus nombres reales, mientras que otros se dieron identidades falsas.
Algunos de los criminales más conocidos descubiertos en el país son: Adolf Eichmann, Josef Mengele, Aribert Heim y Eduard Roschmann, entre otros.
[25] No obstante, la política de refugiar nazis también ha sido común a otros países, como Estados Unidos y la Unión Soviética.
Algunos de ellos fueron Carlos Berg, Guillermo Bodenbender, Germán Ave-Lallemand, Osvaldo Boelcke, Emilio Hernan Bose, Luis Brackebusch, Rafael Bullrich, Arturo Eduardo Burkart, Hermann Burmeister, Claro Cornelio Dassen, Adolfo Döring, Oscar Döring, Emilio Frers, Julián Frers, Silvio Gesell, Franz Stephan Griese, Pablo Groeber, Juan Hartmann, Eduardo Ladislao Holmberg, Kurt Hueck, Christofredo Jakob, Juan Keidel, Roberto Kiesling, Alejandro Korn, Otto Krause, Franz Kühn, Oscar Kühnemann, Federico Kurtz, Rodolfo Kusch, Pablo G. Lorentz, Rolf Mantel, Ernesto Mayer, Wolfgang Meckbach (profesor fundador del Instituto Balseiro), Teodore Meyer, Fernando Moog, Gustavo Niederlein, Anastasius Nordenholz, Carlos Nordmann, Raúl Prebisch, Carlos Segers, Werner Schad, Friedrich Schickendantz, Walter Schiller, Otto Schneider, Augusto Gustavo Schulz, Hans Schumacher, Felipe Schwarz, Marta Teodora Schwarz, Carlos Segers, Rodrigo Bustus Singer, Rolf Singer, Otto Solbrig, Baldomero Sommer, Alfred Stelzner, Adolph Strümpell, Teodoro Juan Vicente Stuckert, Kurt Tank, Max Tepp, Otto von Arnim, Arturo von Seelstrang, Guillermo Wallbrecher, Felix Weil Ricardo Wichmann, Anselmo Windhausen y Kurt Wölcken, entre otros.
Los primeros arquitectos alemanes en la Argentina fueron jesuitas que se establecieron en el siglo XVIII.
Además, platos como el chucrut ("sauerkraut") y muchos tipos diferentes de embutidos, como el Bratwurst entre otros, marcan la influencia alemana en la cocina argentina.
Cabe destacar que a esto, se le suman dialectos que fueron evolucionando ya en territorio argentino, dando lugar así a lenguas alemánicas nacidas en el país sudamericano como el alemán suizo de Argentina, Belgranodeutsch, etc.