Akita Americano

No debemos confundirlo con su variante japonesa de menor tamaño, ya que son razas muy diferentes.

Durante la Segunda Guerra Mundial, se usó a menudo la piel de los perros para confeccionar ropa militar.

Es así como en 1950 los criadores japoneses deciden recuperar el tipo antiguo de la raza, y utilizan al Akita de la línea Ichinoseski (creada por el ingeniero Ichinoseski), y perros spitz japoneses para recuperar los rasgos propios del antiguo Akita Inu.

Es un perro de talla grande, estructura sólida, bien equilibrado, con mucha sustancia y huesos pesados.

Deben llevar la cola sobre el lomo enroscada y su manto se presenta en diferentes tonalidades, pudiendo poseer máscara negra, no tener máscara, tener blaze, o bien ser su cabeza de color negro totalmente.

Como diferencia principal con el Akita Inu, observaremos que es más grueso e imponente, incluso es algo mayor de altura y peso.

Existen variedad de colores incluyendo pinto, blanco, negro, gris, verde y rosado.

Son igualmente leales, aunque demuestran más su afecto y cariño que el Akita Inu.

También son más grandes y tienen una fuerza tremenda, es imprescindible su adiestramiento en obediencia básica, por lo menos, para tenerlos siempre en control.

La sangre de Tosa y Mastín, que está más arraigada en estos ejemplares los hace aún más propensos para el adiestramiento de guardia y protección siempre que esta esté realizada por un profesional calificado.

Por esto es muy importante educar y socializar a nuestro Akita Americano para mantener ese león interno siempre dormido.

Sin embargo, si uno desea disminuir el riesgo de confrontaciones o peleas, la elección más adecuada será una hembra.