Agustín de Canterbury

En los cuatro primeros siglos fue la dominación romana la que facilitó la difusión del cristianismo.Pero con las invasiones de los anglos y por las luchas internas, la isla se encontraba sumida en el paganismo.Cuenta la tradición, que recoge el Venerable Beda (Historia Ecclesiastica, lib.Su rey, Ethelberto de Kent (560-616), aunque pagano, le mostró su apoyo, pues estaba favorablemente dispuesto hacia el cristianismo, llegando incluso a convertirse (sería conocido posteriormente como San Adalberto de Egmond).El hecho de que su mujer fuese una princesa merovingia y católica[5]​ influyó sin duda en este caluroso recibimiento.En los comienzos utilizaron una antigua iglesia de la época romana a la que la reina solía acudir, pero después de la conversión del rey empezaron a construir y reparar otras iglesias.Una vez establecidos de un modo definitivo en Canterbury, y siguiendo las instrucciones recibidas del papa Gregorio, Agustín volvió a Arlés, en el reino franco, para ser allí consagrado arzobispo de la nación británica.II), se presentaron siete obispos y un gran número de monjes.Agustín nombró obispos a dos de los sacerdotes que el papa había mandado para ayudarle en su ministerio.Según fuentes muy antiguas, que se remontan al mismo siglo VII, su epitafio decía así:
Evangeliario de San Agustín de Canterbury (fines siglo VI ), conservado en la Corpus Christi College Library, de la Universidad de Cambridge.
Agustín predicando ante el rey Ethelberto. James William Edmund Doyle (1864).