Ingresó a la Orden de los Ermitaños de San Agustín, donde profesó y fue ordenado sacerdote.
Defiende, con Luis de León, la doctrina del libre albedrío en contra de la predestinación.
En 1598 fue elegido provincial de Castilla.
[3] Además escribió varias obras de espiritualidad y mística, que lo incluye entre los escritores del Siglo de Oro de España.
Entre sus escritos destacan: Regla dada por Nuestro Padre San Agustín a sus monjas.