Desarrollo del lenguaje

Antes de la adolescencia ya se han consolido la inferencia pragmática y la capacidad para entender enunciados no literales (irónicos, sarcásticos, etc.).

Son diálogos muy primitivos, caracterizados por el contacto ocular, sonrisas, gorgojeos y alternancia de las expresiones.

Actualmente no existe ninguna teoría universalmente aceptada que explique cómo se produce la adquisición del lenguaje.

No obstante, se pueden destacar las siguientes teorías: Sus propulsores, Noam Chomsky, o D. McNeil, sostienen que los niños nacen con un sistema de opciones lingüísticas innatas y es el contexto el que determina cuáles se activan y cuáles no.

Los supuestos en que se fundamenta este modelo son los siguientes: B. F. Skinner propuso esta teoría fundamentándola en un modelo de condicionamiento operante o proceso de aprendizaje mediante el cual se logra que una respuesta llegue a ser más probable o frecuente.

Skinner empleó el modelo de condicionamiento operante adiestrando animales y concluyó que podría alcanzar resultados semejantes si lo aplicaba a niños y jóvenes mediante el proceso de estímulo - respuesta - recompensa.

Vygotski fue el primero en destacar el papel fundamental del habla para la formación de los procesos mentales.

Para algunos investigadores, estos sonidos se producen como consecuencia de ejercicios motóricos incontrolados.

Por el contrario, para otros son la base del desarrollo de las posteriores habilidades que conducen al habla.

Entre los 12-18 meses, tiene lugar un profundo desarrollo fonológico (los primeros fonemas: /m/, /p/, /k/, /t/ y las vocales); aparecen las primeras palabras, que suelen ser monosílabos reduplicados (mama, papa, tata) y palabras onomatopéyicas, es decir, designan los objetos por el ruido que hacen (guauguau = "perro").

Su articulación de los fonemas del lenguaje aún no es la correcta, y pueden aparecer confusiones (dopo por roto, ti por sí, etc.), y omisiones, por no pronunciar todas las sílabas (pato por zapato, ota por pelota).

Utilizan el lenguaje, fundamentalmente, para pedir algo que satisfaga sus necesidades o para reclamar la atención del adulto.

Estas primeras combinaciones de dos palabras están formadas, fundamentalmente, por sustantivos y verbos, como por ejemplo: quiero agua.

Utilizan la interrogativa y la negativa como los adultos, a la simple yuxtaposición utilizada incluso el momento, le sigue, a los tres años, la coordinación mediante conjunciones, y las subordinadas, que van introducidas por es, como, como por ejemplo, ¿es que...?, o precedidas de falsas oraciones de relativo, que no aparecerán incluso los tres años y medio.

Este fenómeno no implica que los niños cometan errores en la adquisición del lenguaje, sino que estos errores surgen porque están aprendiendo las reglas de su lengua nativa y las aplican con inflexibilidad (flexionan los verbos irregulares como regulares), lo que parece un inconveniente en la evolución de la adquisición del lenguaje y una evolución en la adquisición de la gramática (ya que en un primero momento el niño estorbe usando correctamente las formas irregulares, pero después, cuándo aprende las reglas, sustituye las formas correctas del verbo irregular por sus generalizaciones incorrectas de las formas regulares).

A pesar de tener adquiridas las reglas básicas, no es hasta los 8 o 9 años cuándo este proceso se puede dar por conseguido.

En su primer léxico se encuentran abundantes sobreextensiones, es decir, extiende el significado o uso de una palabra para otros referentes (como por ejemplo, utiliza el sustantivo perro para cualquier animal de cuatro patas), así como subextensiones (se observa cuándo el niño aplica el concepto muñeca sólo a su muñeca o la alguna en particular).

Por el contrario, desde una perspectiva piagetiana, se considera que el niño categoriza la realidad partiendo de su parecido funcional (uso y funciones).

Desde el punto de vista semántico, las oraciones de dos palabras responden a las siguientes relaciones: agente/acción (mamá ven), acción/objeto (corre perro), agente/objeto (mamá comida), entidad/atributo (coche bonito), entidad/locativo (muñeca aquí), poseedor/poseído (niño coche) y el caso nominativo (esa muñeca).

Estas teorías afirman que los niños tienen una capacidad innata para aprender a hablar, lo cual había sido anteriormente considerado simplemente como un fenómeno cultural basado en la imitación.

La psicolingüística aborda este problema, fundamentalmente desde los mecanismos que son utilizados en el proceso de adquisición.

[2]​ Adquisición de la pragmática (uso del lenguaje): según Michael Halliday, el progreso hacia el sistema adulto atraviesa por tres fases: Según la clasificación propuesta por Jean Piaget, entre los dos y los cinco años el lenguaje del niño se caracteriza por el monólogo, al que sigue el monólogo colectivo (nivel I).