Puede presentarse en la oligofrenia, la demencia, la esquizofrenia, así como en las enfermedades extrapiramidales y en las afasias.
Según Marian Sigman y Lisa Capps, «se cree que la insuficiencia en la capacidad de anticipar lo que necesitan o desean oír quienes escuchan también inhibe el lenguaje espontáneo y contribuye a ese modo de hablar repetitivo, como lo haría un loro, conocido como ecolalia y que figura entre las anomalías más destacadas de los niños pequeños autistas.
Cuanto más lenguaje generativo posee un individuo, menos propenso será a ese modo de hablar como en un eco.
«Uta Frith señala esta anomalía como una manifestación palmaria de la mala conexión entre los sistemas de procesamiento más periféricos y un sistema central que se ocupa del significado.
Además, los sujetos autistas que sí entienden el habla tal vez repitan las expresiones aparentemente sin finalidad comunicativa.