Según la ANMAT de Argentina, «los acidulantes son compuestos añadidos que aumentan la acidez y/o dan un sabor ácido a los alimentos».
[1] La regulación del pH mediante la acidificación que produce este tipo de aditivos inhibe el crecimiento microbiano previniendo la proliferación de los mismos y además ayuda a mantener la calidad óptima del producto.
Los acidulantes también cumplen funciones de aromatización, son antioxidantes y aumentan la vida útil de los alimentos al evitar la oxidación en las sustancias esenciales que confieren las propiedades organolépticas al producto.
En general se utilizan en bebidas refrescantes, zumos, quesos, conservas vegetales, galletas y productos de bollería, pan, cervezas, productos de confitería, etc.
Si los acidulantes son consumidos en exceso pueden llegar a producir efectos laxantes.