[1] Como indica Jean Wolf,[2] Torres tenía tan solo 3 años cuando las tropas del general Felipe Alfau Mendoza invadieron el norte de Marruecos, por lo que durante su juventud se verá fuertemente influenciado por las hazañas de Abdelkrim el-Jattabi, héroe y figura modelo para Torres, del cual habla y registra cada suceso en su diario personal.
En julio de 1925, ingresa en la escuela Al Ahlia, donde destaca rápidamente por su inteligencia y su inquietud.
Creación de consejos municipales que permitan a la nación dirigir sus asuntos internos.
La base de la enseñanza deberá ser en árabe, aunque se deje lugar a la lengua y cultura españolas.
[4] En Tetuán, por lo tanto, la llegada de la República Española suponía por primera vez la aspiración a conseguir derechos e igualdades para los ciudadanos marroquíes que, en caso de una ocupación francesa, no estaba clara.
El 5 de julio reciben al nuevo Alto Comisario asignado en Tetuán desde Madrid, Luciano López Ferrer, queriendo, como indica Torres en su discurso, no sólo recibirle, sino darle a entender la necesidad de poner en práctica las reivindicaciones que demandaron en su Carta.
Tras su estancia en la Sorbona, Torres regresa el 6 de marzo de 1932 a Tetuán y funda la Asociación de Estudiantes Marroquíes, que le permite a él y a sus compañeros estudiantes realizar actividades y preparar acciones nacionalistas sin ser atacados, puesto que podían atribuir sus reuniones siempre a cuestiones sociales, literarias o artísticas.
La estrecha relación existente entre las familias de Abdeljalek Torres y Hajj Abdessalam Bennuna, figura clave de la lucha por el pueblo marroquí y el movimiento nacionalista, supone que, debido a la muerte del padre de Torres en 1920, Bennuna fuera para éste, no solo un líder espiritual y maestro, sino también una figura paterna.
Fue Bennuna quien integró a Torres en la lucha nacionalista, siempre con prudencia y buen sentido.
Se le permite llevar a cabo una conferencia en la que Torres se centrará en la necesidad del pueblo marroquí de disponer su propio futuro y, sobre todo, de sí mismos.
Fiel al principio de neutralidad que había procurado llevar a cabo desde el inicio de la lucha, declara no poder admitir que se fuerce a sus compatriotas a luchar por una causa que no es ni musulmana, ni marroquí.
En relación con ello, a nivel interno, Torres tomará medidas para fortalecer el movimiento, una de las cuales será reforzar ese sentimiento antifrancés, mientras que, por otro lado, forma alianzas con su rival político Mekki Nassiri, líder del Partido de Unidad Marroquí, unificando así el bloque nacionalista.
Expresará estos intereses de manera pública, junto con otro líder nacionalista tetuaní, Muhammad Tanyi, a través del periódico que el partido utilizaba como plataforma de expresión al-Hurriya.
Alemania, por otra parte, se favorecía de los nacionalistas norteafricanos para combatir a Francia y Gran Bretaña.
Sin embargo, las promesas no se cumplieron por parte de Alemania.
Tras la decisión de exiliar a Torres, estallaron disturbios en varias ciudades del norte, y Varela ordenó el encarcelamiento de miembros del Comité Ejecutivo en Ceuta.
Varela procederá entonces a la ilegalización del Partido Reformista Nacional cerrando sus oficinas y periódicos.
Ante los informes alarmantes de una situación más dura en la zona sur y el complot contra el rey Mohammed V, Torres multiplicó los contactos e iniciativas a principios de 1953.
Es elaborado por los jefes religiosos un texto que renueva la lealtad al rey el 29 de abril.
Dicho texto es entregado al sultán, Sidi Mohammed ben Youssef, por Taieb Bennouna el día 30.
Por otra parte, llega la fecha de la fiesta del trono, la cual es permitida y celebrada en la zona Norte, mientras que en el sur se prohíbe.
Torres es nombrado ministro de Asuntos Sociales de la zona Califal y continúa volcando sus esfuerzos en la independencia y el regreso del sultán en el exilio.
Desempeñará esta tarea hasta febrero de 1957, momento en que debió cesar su cargo como consecuencia del discurso radiofónico que emitió desde Tetuán donde criticaba al Gobierno y al antiguo Protectorado español.
Posteriormente, Torres decidió dedicarse durante una temporada a viajar por América Latina, donde pretendía luchar en nombre de los territorios que aún se encontraban en manos del Gobierno español.
En su memoria, han sido numerosas las calles, escuelas y entidades que llevan su nombre.