La ópera ha estado presente en Cuba desde fines del siglo XVIII, cuando fue construido en La Habana el primer teatro apropiado para ese tipo de representaciones, llamado Coliseo.
Debido a su muerte temprana, una tercera ópera llamada Safo, nunca pasó más allá de una etapa creativa incipiente.
[6] Entre los compositores operáticos que laboraron en Cuba durante la primera mitad del siglo XIX podemos mencionar a los españoles José María Trespuentes y Narciso Téllez, así como al italiano Enea Elia.
Gottschalk utilizó elementos de estilo afro-cubano en obras con formas complejas, tales como el Capricho sobre el tema del Cocoyé, así como en una ópera titulada Fiesta campestre cubana.
Un contrato en el cual se comprometía a proveer los solistas principales, todos los coros, y la orquesta completa, con tal de obtener una ganancia con el resultado.
Me dispuse a trabajar y compuse, basado en unos versos en español escritos para mí por un poeta habanero, una ópera en un acto titulada Fête champêtre cubaine (Fiesta campestre cubana).
Poco antes había comenzado a componer un drama lírico llamado Lucifer, del cual se conservan algunos fragmentos.
[12] Hubert de Blanck, compositor y pianista Holandés radicado en Cuba, el cual fundó un famoso conservatorio con su propio nombre, compuso tres óperas tituladas Patria, Actea e Hicaona.
[14] Ya al inicio del siglo XX se destacan tres compositores en cuanto a la producción operística, Eduardo Sánchez de Fuentes, José Mauri Esteve y Bernardo Moncada.
[14] Posteriormente, Sánchez de Fuentes compuso otras cinco óperas: El Náufrago (1901), Dolorosa (1910), Doreya (1918), El Caminante (1921) y Kabelia (1942).
[19] También durante la primera mitad del siglo XX, el destacado compositor Amadeo Roldán (1900-1939) compuso una llamada opera gaélica [sic.]
Su contemporáneo Alejandro García Caturla compuso la ópera Manita en el suelo, con libreto de Alejo Carpentier, sobre un tema afro-cubano.
[20] Durante la segunda mitad del siglo XX, la producción operística continuó en Cuba, incorporando frecuentemente diversas técnicas novedosas de composición, así como temas contemporáneos.
[27] Más recientemente se destaca la obra lírica de dos compositores cubanos, Jorge Martín y Louis Franz Aguirre.
[28] Jorge Martín adquirió los derechos para realizar la versión operática en 1995, y trabajó en su composición durante 15 años.
"[29] Louis Franz Aguirre (1968) es actualmente uno de los compositores cubanos más prolíferos y reconocidos a nivel internacional.
Louis Franz Aguirre ha dicho acerca de su ópera Yo el supremo: "Compositivamente, esta obra es un paso más en mi idea del “drama instrumental” o el instrumento total.