Música de Cuba

En las manos de su sucesor, Ignacio Cervantes (1847-1905), la danza (como era más típicamente llamada hacia finales del siglo XIX), consiguió aún mayor sofisticación en su lenguaje pianístico.

El Grupo de Renovación Musical incluyó a los siguientes compositores: Hilario González, Harold Gramatges, Julián Orbón, Juan Antonio Cámara, Serafín Pro, Virginia Fleites, Gisela Hernández, Enrique Aparicio Bellver, Argeliers León, Dolores Torres y Edgardo Martín.

Algunos de esos compositores son: Louis Franz Aguirre[33]​ Ileana Pérez Velázquez, Keila María Orozco,[34]​ Viviana Ruiz, Fernando Archi Rodríguez Alpízar,[35]​ Yalil Guerra, Eduardo Morales Caso,[36]​ Ailem Carvajal Gómez,[37]​ Irina Escalante Chernova.

Un grupo más joven pudiera incluir a: Rey Guerra, Aldo Rodríguez Delgado, Pedro Cañas, Leyda Lombard, Ernesto Tamayo, Miguel Bonachea,[46]​ Joaquín Clerch.

[66]​ Una lista de violinistas cubanos que se destacaron entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX incluye a: Manuel Muñoz Cedeño (1813-), José Domingo Bousquet (1823-), Carlos Anckermann (1829-), Antonio Figueroa(1852-), Ramón Figueroa(1862-), Juan Torroella (1874-), Casimiro Zertucha (1880-), Joaquín Molina (1884-), Marta de La Torre (1888-), Catalino Arjona (1895-) y Diego Bonilla (1898-).

[68]​ Otros destacados violinistas cubanos de la primera mitad del siglo XX son: Roberto Valdés Arnau (1919-1974), Alberto Bolet y Virgilio Diago.

El actuó bajo la dirección de prestigiosos directores como Thomas Sanderling, Boris Brott, Enrique González Mántici y Manuel Duchesne Cuzán, entre otros.

La ópera ha estado presente en Cuba desde fines del siglo XVIII, cuando fue construido en La Habana el primer teatro apropiado para ese tipo de representaciones, llamado Coliseo.

Algunas de estas canciones con pintorescos nombres como sarabanda, chacona, zambapalo, retambico y gurrumbé, entre otros, compartían un rasgo común, su ritmo característico llamado hemiola o sesquiáltera (en España).

[107]​ Todas las culturas africanas poseían sus tradiciones musicales individuales, las que han sobrevivido de forma errática hasta el momento presente, no siempre en detalle, pero en un estilo general.

Actualmente el danzón clásico es una reliquia, pero sus descendientes sobreviven en formatos orquestales que Faílde y Urfé difícilmente podrían reconocer, como la orquesta Van Van fundada por Juan Formell.

Sin duda la más destacada diva del teatro lírico cubano fue Maruja González, la cual nació de padres españoles en Mérida, Yucatán, en 1904, y falleció en Miami, Florida, en 1999.

En este caso, toda la canción estaba basada en un solo fragmento musical o frase de corta duración que era repetida, con algunas variaciones, una y otra vez; alternando frecuentemente con un coro.

[159]​ Ellos adquirieron gran relevancia como compositores e intérpretes, y sus canciones han sido adaptadas a muchos otros géneros de la música cubana.

[161]​ El no poseía un entrenamiento formal en teoría musical, pero basado en su notable talento natural, compuso numerosas canciones, muchas de las cuales nunca fueron transcritas y se perdieron para siempre.

No debemos olvidar a Ciro, Cueto y Miguel, los componentes del famoso Trío Matamoros, los cuales trabajaron juntos durante la mayor parte de sus vidas.

[176]​ Radamés Giro expresa en referencia a este tema: “Si el Son es un fenómeno artístico que se estaba desarrollando desde la segunda mitad del siglo XIX – y no sólo en la antigua provincia de Oriente - , es lógico suponer, pero no afirmar, que mucho antes de 1909 ya se escuchaba en la capital (Habana) debido a las razones mencionadas anteriormente,,,”[177]​ Fue en La Habana donde se llevó a cabo el encuentro de la Rumba Rural y la Rumba urbana, que habían evolucionado separadamente durante la segunda mitad del siglo XIX.

Sus miembros fueron: Hipólito Herrera (trompeta); Norberto Fabelo (corneta); Ernesto Ribalta (flauta y saxofón); Humberto Domínguez (violín); Luciano Galindo (trombón); Antonio Temprano (tuba); Tomás Medina (batería); Marino Rojo (güiro).

[181]​ p28 Durante los años treinta, varias bandas tocaron Jazz en La Habana, como las de Armando Romeu, Isidro Pérez, Chico O'Farrill and Germán Lebatard.

En los años cuarenta, Chano Pozo[197]​ formó parte de la revolución del bebop en el Jazz, tocando las Congas con Dizzy Gillespie y Machito en Nueva York.

[199]​ La era de las Grandes Bandas (Big Bands) arribó a Cuba en los años cuarenta, y estas se convirtieron en un formato instrumental dominante que ha perdurado hasta nuestros días.

Algunos de los antiguos miembros del Grupo Irakere también han logrado gran éxito en los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran Paquito D'Rivera y Arturo Sandoval.

[217]​ El Chachachá fue presentado desde sus inicios al público a través del formato instrumental de la charanga, una agrupación musical típicamente cubana, compuesta por una flauta, cuerdas, piano, bajo y percusión.

Una casa en La Habana donde vivía el trovador Tirso Díaz se convirtió en lugar de reunión para los cantantes y músicos interesados en el Filin, tales como Luis Yáñez, César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Niño Rivera, José Antonio Ñico Rojas, Elena Burke, Froilán, Aída Diestro y Frank Emilio Flynn.

Por ejemplo, en los años setenta el grupo Irakere utilizó los tambores Batá en un contexto de Gran Banda, lo que fue denominado como son-batá o batá-rock.

También Willie Colón dijo: “Si miras a una orquesta de los años cuarenta tocando música cubana, verás exactamente los mismos instrumentos que en la Salsa.

Algunos programas radiales en Nueva York, ofrecieron ‘Salsarengue” como otra opción, y más tarde se le llamó “Salsa romántica” a un tipo de bolero edulcorado.

Según algunos estudiosos del tema, lo que se conoce como Salsa hoy día, fue llevado a Nueva York por Dizzy Gillespie y Chano Pozo en los años cuarenta.

La Nueva Trova, tan popular en sus inicios, recibió un fuerte golpe con la caída de la Unión Soviética, aunque su decadencia ya se sentía desde años anteriores.

Este programa presentó a grupos como los Rolling Stones, Los Beatles, Dave Clark Five, The Animals, Grand Funk, Rare Earth, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Elvis Presley, Neil Sedaka y Paul Anka.

Grabado antiguo de la Habana colonial. Ámsterdam, siglo XVII .
Manuel Saumell
Ignacio Cervantes
L. M. Gottschalk
José Marín Varona.
Gonzalo Roig.
Alejandro García Caturla.
José Ardévol, Harold Gramatges, Alejo Carpentier.
Tania León
Leo Brouwer.
Ernesto Lecuona.
José White en 1856, después de recibir el primer premio del Conservatorio de París .
Claudio José Domingo Brindis de Salas y Garrido, el " Paganini negro" posando con su Stradivarius
Alejo Carpentier.
Hemiola vertical. Play
Paisaje rural cubano
Güiro cubano
Ritmo de clave 3-2 y 2-3 .
Ritmo de Tango o Habanera. Play
Orquesta Enrique Peña. Peña sentado a la izquierda, Barreto (violín) y Urfé (clarinet)
Charanga de Antonio (Papaíto) Torroella (1856–1934)
María Teresa Vera & Rafael Zequeira
Adolfo Colombo
Rita Montaner en 1938 durante el rodaje de El romance del palmar
Negro Curro Juan Cocuyo.
Tocador de tambor de Rumba
Rumberos
Paisaje rural cubano
Guarionex & Sindo Garay
Rosendo Ruiz, Manuel Corona, Sindo Garay & Alberto Villalon
Guitarra y Tres
Jazz Band Sagua, 1920
Machito y su hermana Graciella Grillo
Conjunto de Arsenio Rodríguez
Celia Cruz
Patrón rítmico del Chachachá . [ 213 ]
Escenario del Cabaret Tropicana
Pianista Bebo Valdés
Rubén Blades
Músicos en el Hotel Nacional , La Habana, octubre de 2002
Casa de la Trova en Santiago de Cuba .
Juan de Marcos González, director e instrumentista cubano.
Eliades Ochoa
Gorki Águila, director del grupo de rock cubano Porno para Ricardo
Orquesta Típica Flor de Cuba, alrededor de 1850.