Esta ópera da inicio a la fecunda y aún poco estudiada historia de la creación operística latinoamericana no interrumpida desde entonces durante trescientos años.
La primera ópera compuesta y estrenada en el Brasil fue I Due Gemelli, de José Maurício Nunes Garcia, cuyo texto se perdió posteriormente.
La obra tuvo un gran éxito y despertó el interés del público por óperas escritas por compositores uruguayos.
Otros compositores uruguayos que escribieron óperas en aquella época motivados por el éxito de La Parisina son León Ribeiro y Alfonso Broqua.
Otro grupo interesante es el de aquellos compositores que intentaron desarrollar una tradición operística yucateca basándose en leyendas mayas.
Todos ellos desarrollaron gran parte de su obra en Mérida, México y han sido despreciados por los historiógrafos nacionales mexicanos.
En este caso particular se encuentran las óperas de Cosgaya Ceballos, Ríos Escalante, Ricalde Moguel, Rivera Velador, Cárdenas Samada, Jebe Halfdan.
En la primera mitad del siglo XX sobresalen en la creación operística mexicana Julián Carrillo y los compositores cercanos a él como Antonio Gomezanda, Juan León Mariscal, Julia Alonso, Sofía Cancino de Cuevas, José F. Vásquez, Arnulfo Miramontes, Rafael J. Tello, Francisco Camacho Vega, Efraín Pérez Cámara.
Todos ellos han sido relegados por la historiografía musical oficial que tan sólo reconoció la obra de los compositores nacionalistas.
Desde finales del siglo XX en México (y toda Latinoamérica) hay un creciente interés de los compositores por escribir ópera.
Entre los compositores mexicanos de inicios del siglo XXI que sobresalen con sus óperas debe mencionarse a Federico Ibarra, Daniel Catán, Leandro Espinosa, Marcela Rodríguez, Víctor Rasgado, Javier Álvarez, Roberto Bañuelas, Luis Jaime Cortez, Julio Estrada, Gabriela Ortiz, Enrique González Medina, Manuel Henríquez Romero, Leopoldo Novoa, Hilda Paredes, Mario Stern, René Torres, Juan Trigos, Samuel Zyman, Mathias Hinke, Ricardo Zohn-Muldoon, Isaac Bañuelos, Gabriel de Dios Figueroa, Enrique González-Medina, José Carlos Ibáñez Olvera, Víctor Mendoza, Emmanuel Vázquez, Felipe Pérez Santiago, Gabriel González Meléndez, Guillermo Digo, Guillermo Galindo, Horacio URiba, Jaime Wolfson, Jomi Delgado, Jorge Torres Saenz, José Miguel Delgado, Lorena Orozco, Luis Felipe Losada, Mauricio Rodríguez, Robert Xavier Rodríguez, Roberto Carlos Flores, Roberto Morales Manzanares, Rogelio Sosa.
Citando algunos, se puede mencionar a Gonzalo Castellón, Enrique Granados, Zamira Barquero, Rafael Ángel Saborío, Fulvio Villalobos, Guadalupe González, María Marta López, Elena Villalobos, Raquel Ramírez, Anayanci Quirós, Ernesto Rodríguez, Fitzgerald Ramos, José Arturo Chacón e Íride Martínez entre otros.
Cursó estudios de repertorio con los maestros Antonio Beltrami, Ettore Campogalliani, Edoardo Lanfredi, Gerard Souzay y Dalton Baldwin.
[3] En Perú se ha desarrollado un incipiente movimiento operístico a partir de la segunda década del siglo XXI.
[6] En la Venezuela contemporánea ha habido grandes compositores líricos, entre ellos María Luisa Escobar entre cuyas obras más importantes se encuentran Kanaime, Orquídeas Azules, Princesa Girasol, entre otras.
Hoy en día la mayor parte de la actividad operística venezolana se realiza en el Teatro Teresa Carreño.