[2] El protagonista principal fue el diplomático peruano Ernesto Pinto Bazurco Rittler que se encontraba a cargo de la embajada.
[3] El, bajo su responsabilidad y asumiendo todos los riesgos personales, decidió acoger en la Misión diplomática a las personas despreciadas por el régimen de Fidel Castro.
Además, la disminución del desempeño de los empleados junto con la baja moral contribuyó aún más a una menor producción productiva.
[8] Además del clima económico desfavorable, factores sociales y políticos se combinaron para exacerbar las relaciones internas e internacionales de Cuba.
El gobierno de Cuba había asegurado proveer un local más seguro para la embajada del Perú.
Estos actos agresivos y protestas fuera de la embajada duraron días.