Cine mudo

El cine mudo es aquél en el que no hay sonido sincronizado (especialmente diálogos) y consiste únicamente en imágenes.

Muchos eruditos sostienen que la calidad estética del cine disminuyó durante varios años hasta que directores, agentes y el personal de producción se adaptaron al nuevo cine sonoro.

Esta falsa concepción se debe a que tales películas presentaban errores técnicos (tales como velocidad de reproducción incorrecta) y a que muchas de esas películas antiguas se conocen por copias deterioradas: muchas grabaciones existen solamente gracias a las copias de segunda o incluso tercera generación que se hicieron, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado.

[3]​ El cine mudo es aquel que no cuenta con sonido sincronizado y consiste únicamente en imágenes, a veces acompañadas por música en directo.

Dado que el cine mudo no podía servirse de audio sincronizado con la imagen para presentar los diálogos, se añadían cuadros de texto para aclarar la situación a la audiencia o para mostrar conversaciones importantes donde se le daba una narrativa real del diálogo.

El cine silente se valió de música instrumental propia del romanticismo para procurar que este nuevo arte fuera desde sus comienzos bien aceptado por las clases altas y aristocráticas que escuchaban aquella música.

[6]​ Quien decidía donde aparecían estas sutilezas era el pianista o el director y en el mejor de los casos el pianista podía visionar la película para tener una mejor idea de dónde y cómo realizarlas.

Se solían utilizar ritmos rápidos para persecuciones, sonidos graves en momentos misteriosos y melodías románticas para escenas de amor.

Normalmente los pueblos pequeños contaban con un piano para acompañar las proyecciones, pero las grandes ciudades tenían su propio órgano o incluso una orquesta capaz de producir efectos sonoros.

Esto suponía una importante fuente de empleo para los músicos (sobre todo en Estados Unidos) hasta la llegada del cine sonoro.

Surge una tendencia en la que la audiencia empieza a experimentar con películas puramente visuales, sin distracciones de música.

Por lo tanto se incorporaba el piano, órgano, orquesta u otros grupos para remediar el constante ruido del mecanismo.

No obstante, algunas películas mudas –particularmente las comedias– fueron filmadas a menor velocidad de manera intencional para así acelerar la acción.

Así, las escenas nocturnas solían teñirse de azul oscuro o verde, mientras que otras tenían otros colores.

Clásicos del cine mudo como Los diez mandamientos, El fantasma de la Ópera o Ben-Hur contenían escenas rodadas en color.

Algunos de ellos son Gene Kelly y Stanley Donen con Cantando bajo la lluvia (1952), Jacques Tati con Las vacaciones de M. Hulot (1953), Jerry Lewis con El botones (1960), Mel Brooks con La última locura (1976), Maurizio Nichetti con Ratataplan (1979), Tricicle con Palace (1995), Eric Bruno Borgman con The Deserter (2004), Michel Hazanavicius con The Artist (2011) , Pablo Berger con Blancanieves (2012) y Michaël Dudok de Wit con La tortuga roja.

Fotograma de la película muda Lirios rotos , con Lillian Gish y Richard Barthelmess expresando sus acciones a través del lenguaje corporal , algo característico de las películas mudas. [ 1 ]
Cuarteto de cuerda acompañando una proyección de Nosferatu .
Clásicos del cine mudo como El fantasma de la Ópera contenían escenas rodadas en Technicolor de dos colores .
Fotograma de Saved from the Titanic (1912), protagonizada por una sobrevivente del Titanic . Actualmente se considera una película perdida.
Stan Laurel y Oliver Hardy en las escenas iniciales de su película de RKO de 1939, ''The Flying Deuces''.